15 Sep lesiones-musculares-tratamiento
Las lesiones musculares son una de las dolencias más frecuentes tanto en personas activas como en aquellas que llevan una vida más sedentaria. No afectan solo a deportistas o atletas, sino que también pueden aparecer en el día a día, a causa de movimientos bruscos, sobrecargas o incluso malas posturas mantenidas en el tiempo.
Cuando se produce una lesión muscular, el tejido se ve dañado en mayor o menor medida, lo que genera dolor, inflamación, pérdida de fuerza o limitación en el movimiento. Tratar adecuadamente estas lesiones desde el primer momento es clave para evitar complicaciones, acortar el tiempo de recuperación y prevenir recaídas.
Las lesiones musculares consisten en un daño parcial o total del tejido muscular o de las estructuras que lo rodean, como la fascia o los tendones. Estas lesiones pueden ser causadas por un esfuerzo excesivo, un golpe directo, una mala ejecución de un movimiento o una sobrecarga acumulada.
Se clasifican principalmente en:
Contracturas: acortamiento involuntario del músculo, sin rotura de fibras.
Distensiones: estiramiento excesivo del músculo, con posible microdesgarro.
Desgarros o roturas: rotura parcial o completa de fibras musculares.
Contusiones: daño por impacto directo, con posible hematoma.
Calambres: contracción brusca e involuntaria del músculo, habitualmente transitoria.
La gravedad de la lesión muscular varía según el tipo, la extensión y el músculo afectado. Es fundamental realizar un diagnóstico adecuado para adaptar el tratamiento a cada caso.
Identificar los síntomas de una lesión muscular permite actuar a tiempo y evitar que se agrave. Aunque la manifestación puede variar según el tipo de lesión, hay algunos signos que suelen repetirse.
Los síntomas más frecuentes incluyen:
Dolor localizado o irradiado, que aparece durante el esfuerzo o en reposo.
Sensación de tirón, pinchazo o "latigazo" en el momento de la lesión.
Inflamación, hinchazón o hematoma en la zona afectada.
Rigidez muscular o limitación del movimiento.
Debilidad o pérdida de fuerza en el músculo lesionado.
Espasmos o contracciones involuntarias.
Es importante no forzar la zona afectada y evitar el ejercicio intenso hasta recibir valoración profesional. Tratar de “aguantar el dolor” o continuar con la actividad puede empeorar la lesión muscular y alargar la recuperación.
Las lesiones musculares pueden aparecer por múltiples factores, desde un mal calentamiento hasta una técnica incorrecta en el ejercicio. No solo están relacionadas con el deporte, también pueden surgir por hábitos posturales inadecuados o esfuerzos en el trabajo diario.
Algunas de las causas más habituales son:
Falta de calentamiento o preparación previa al ejercicio.
Desequilibrios musculares o fatiga acumulada.
Ejecución incorrecta de movimientos repetitivos.
Exceso de carga o sobreentrenamiento.
Traumatismos directos (golpes o caídas).
Tensión emocional que se somatiza en forma de contracturas.
Identificar la causa ayuda a establecer un plan de tratamiento y prevención más efectivo, evitando que el problema se repita.
El diagnóstico de las lesiones musculares se basa en una exploración física detallada y, en algunos casos, en pruebas complementarias como ecografía o resonancia magnética. Un fisioterapeuta puede valorar la movilidad, la fuerza, el estado del tejido blando y el tipo de dolor que presenta el paciente.
Una buena valoración permite determinar el tipo de lesión, su localización exacta y el grado de afectación. Esto es fundamental para establecer los objetivos del tratamiento y planificar cada fase de la recuperación.
Además, es importante tener en cuenta factores individuales como la edad, el nivel de actividad física y el historial de lesiones previas.
El tratamiento de las lesiones musculares debe adaptarse a la fase de la lesión y al estado funcional del paciente. En las primeras 48-72 horas suele aplicarse una fase de reposo relativo, control del dolor e inflamación, y protección de la zona afectada.
Después, se inicia la recuperación activa con fisioterapia personalizada, que puede incluir:
Terapia manual para relajar la musculatura y liberar adherencias.
Ejercicios de movilidad y estiramientos progresivos.
Electroterapia o ultrasonido para favorecer la regeneración tisular.
Punción seca o técnicas miofasciales en casos de contracturas persistentes.
Ejercicio terapéutico para fortalecer y estabilizar la zona.
Educación postural y prevención para evitar futuras recaídas.
La recuperación debe ser progresiva y siempre supervisada por profesionales. Volver demasiado pronto a la actividad física puede reactivar la lesión muscular y complicar la evolución.
La fisioterapia juega un papel clave en la recuperación de las lesiones musculares. No solo ayuda a reducir el dolor y acelerar la regeneración, sino que también se enfoca en restaurar la funcionalidad y evitar que la lesión se repita.
Un fisioterapeuta puede guiar al paciente en cada fase de la recuperación, adaptando los ejercicios al nivel de tolerancia, controlando la evolución de los tejidos y corrigiendo posibles desequilibrios musculares o errores técnicos que hayan contribuido a la lesión.
Además, el tratamiento fisioterapéutico mejora la calidad del tejido cicatricial, favoreciendo una recuperación más completa y funcional, con menor riesgo de recaídas.
La prevención es fundamental, especialmente en personas que practican deporte con frecuencia o que realizan trabajos físicos exigentes. Adoptar ciertos hábitos puede reducir significativamente el riesgo de sufrir lesiones musculares.
Algunas recomendaciones clave:
Calentar correctamente antes de cualquier actividad física.
Estirar de forma adecuada después del ejercicio.
Fortalecer la musculatura de forma equilibrada.
Hidratarse correctamente y cuidar la alimentación.
Evitar el sobreentrenamiento y respetar los tiempos de descanso.
Corregir malas posturas en el trabajo o durante la actividad diaria.
Incluir sesiones periódicas de fisioterapia preventiva también puede ser una excelente forma de detectar tensiones o desequilibrios antes de que se conviertan en lesiones.
Las lesiones musculares forman parte de la vida activa, pero no deben normalizarse ni ignorarse. Tratar el problema a tiempo, con una buena valoración y el tratamiento adecuado, permite recuperar la funcionalidad, el bienestar y la confianza en el movimiento.
El cuerpo da señales claras cuando algo no va bien. Aprender a reconocerlas y actuar con responsabilidad es el primer paso para una vida activa y saludable, sin limitaciones.
En Tecum Salud, abordamos las lesiones musculares desde un enfoque integral y personalizado. Contamos con fisioterapeutas con más de 21 años de experiencia, formados en técnicas como terapia manual, punción seca, ejercicio terapéutico, neurodinamia y reeducación postural.